La cirugía para los tumores de huesos se suele aplicar a la gran mayoría de los mismos, aunque sin embargo, se recomienda la operación del tumor óseo cuando se trata de un tumor maligno que pueda afectar a la calidad de vida del paciente.
Generalmente los tumores benignos no dolorosos, por lo que no es necesario operarlos a no ser que exista el riesgo de evolución a un tumor maligno. En otros casos, la intervención se realiza para prevenir un debilitamiento o fractura del hueso, provocada por bultos superficiales antiestéticos que pueden comprimir otras estructuras.
Todo dependerá del tipo de tumor óseo que presente el paciente y la gravedad del caso, ya que con un tumor benigno, como se ha explicado anteriormente, no suele ser necesaria la cirugía.
Hospitalización tras extirpar un tumor óseo
Por lo general, el alta se produce el mismo día de la cirugía. Sin embargo, si el tumor benigno es más profundo o requiere una resección más amplia, suele ser necesario la hospitalización durante una noche.
En tumores malignos que requieren amplias resecciones o un abordaje más complejo, el paciente requerirá un periodo de hospitalización más largo.